sábado, 15 de septiembre de 2007

Amor, Noviazgo y Responsabilidad

-Si todos lo hacen, si no causamos daño a nadie, si con la píldora o el preservativo podemos evitar un embarazo, ¿para qué esperar? ¿por qué no cerciorarnos -antes del matrimonio- si nos vamos a complementar en aspecto tan importante como el sexual?

La respuesta más inmediata a la anterior interrogante está en el reconocimiento de nuestra “altísima dignidad”, y la conducta que ésta implica para ser felices, pues nadie lo será realmente si actúa por debajo de la naturaleza humana dispuesta por el Creador....
Fuimos creados por amor…, ese amor de Dios que ama a cada uno por si mismo y que ubica a la humanidad por encima de toda la creación…, con un maravilloso destino, y es que al final de nuestros días, de habernos esforzado en vivir según la dignidad de hijos de Dios, estaremos con El para siempre, en eterna y absoluta felicidad.
Los Santos Evangelios, proclamados e interpretados por la Iglesia a la luz del Espíritu Santo, nos muestran la conducta propia de tan alta dignidad…, un camino que requiere reiterados esfuerzos para superar nuestras debilidades, no exento de caídas, pero también con la gracia de sentirnos acompañados y fortalecidos por Jesucristo, quien nos ayuda a levantarnos y a seguir adelante con la esperanza de alcanzar la “meta”. Nuestra vida es una prueba que mide nuestra capacidad de Amar realmente.
En la vida, debemos aprender a desear lo que se debe, es un ejercicio necesario de nuestro carácter…, asimismo a dominar nuestros instintos y deseos en atención a un bien superior…, por sublimación…, es decir, por ponernos a la altura propia de nuestra dignidad…, por amar como nuestro Creador dispuso que lo hiciéramos, de la forma más perfecta.
El amor entre un hombre y una mujer crece por etapas, el noviazgo es la primera de ellas, en el nos vamos conociendo e integrando espiritualmente, luego viene el matrimonio, que con la bendición de Dios, vuelve el amor “fecundo” e integra el alma y el cuerpo del hombre y de la mujer para hacerlos una sola carne y colaboradores directos en el Divino proyecto creador que no termina aún… Es en este contexto donde debe desarrollarse la intimidad sexual de la pareja…

La virginidad (virtud más perfecta) y la castidad, como sublimes formas de vida antes del matrimonio…, y por AMOR…, son valores o virtudes eternas, inherentes a la dignidad de la persona humana…, esto es así, sin importar lo que diga nuestra decadente sociedad al respecto…

Para un católico bien formado, las relaciones prematrimoniales no tienen sentido como fin en si mismas… Quizás haya quien tenga algún momento de debilidad durante el noviazgo, pero buscará retomar el camino y evitar nuevas ocasiones de faltar al ideal, honrando la propia dignidad, amor a Dios y a la novia(o)…

En cuanto a aquella interrogante superficial: “que si la pareja necesita comprobar si se complementa sexualmente o no, para establecerse en matrimonio…” La alta incidencia de separaciones (en muchos casos en malos términos), de parejas de “expertos” amantes…, parece afirmar que dicha complementariedad sexual no garantiza un buen matrimonio… Y es que dentro de la conyugalidad, la llamada “complementariedad sexual” se adquiere con el proceso de maduración del amor a lo largo del tiempo, del ejercicio de la intimidad de los esposos, de la entrega de sí con la voluntad generosa de hacer feliz al otro(a)…

Las causas del "boom" de las relaciones sexuales prematrimoniales -según las encuestas el 70 % de las parejas van al matrimonio habiéndolas tenido- hemos de buscarlas en la crisis familiar, en la cultura del anticonceptivo y en la hipersexualidad dominante.

La Iglesia las desaconseja, ciertamente…, en primer lugar, porque no forman parte de lo dispuesto por Dios para el digno comportamiento de sus hijos y su felicidad, como se menciona anteriormente.

Las relaciones sexuales prematrimoniales no son malas porque las prohíba la Iglesia, sino que la Iglesia las descarta porque han demostrado su inconveniencia. He aquí algunas razones para reflexionar al respecto, válidas para todos, sean o no creyentes:

1. Las relaciones sexuales prematrimoniales perjudican el amor. Los jóvenes que ya consiguen en el noviazgo, lo que deberían alcanzar en el matrimonio, pierden parte de su ilusión ¿se puede ir al matrimonio, con la ilusión de quienes esperan la primera entrega íntima dentro del contexto apropiado, cuando ya se han pertenecido totalmente de cualquier manera? Es claro que no.
Por otra parte, el no haber sido capases de esperar hasta el matrimonio, puede llevar después, a dudar el uno del otro. Porque también, una vez casados, se presentarán ocasiones (tentaciones) en que habrán de dominarse, y el precedente que tienen de su debilidad, no ayuda a la confianza.
Son significativos los resultados de un estudio llevado a cabo por la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos, según el cual, se da un mayor número de rupturas entre las parejas que han tenido relaciones sexuales previas al matrimonio, que entre las que no las han tenido. Y en España, según una encuesta sobre Fecundidad y Familia, entre las mujeres que tuvieron relaciones sexuales antes del matrimonio, se separaron después de cinco años el 26 %, mientras que sólo lo hicieron el 3.7 % -¡siete veces menos!- de las que se casaron sin haberlas tenido.

2. Las relaciones sexuales prematrimoniales pueden conducir a decisiones equivocadas. Si consultamos a varios cónyuges sobre su vida íntima matrimonial, nos indicarán que han necesitado varios años, en la mayoría de los casos, para ir acoplándose. Nos hablarán de la importancia del cariño, de la paz y del sosiego para que el acto sexual se realice a plena satisfacción de ambos.

Comparemos esa situación con la de los novios que quieren conocerse sexualmente: la tensión emocional derivada del hecho de ”no” estar actuando correctamente, de la inseguridad de la situación…; la posibilidad de que ella quede embarazada (pues ningún anticonceptivo es 100% seguro)…; el temor a defraudarse mutuamente, etc., etc., les conduce a experimentar sentimientos de ansiedad, confusión y culpa…, y luego, si se establecerse la costumbre de frecuentarse íntimamente, se suelen ir despertando sentimientos negativos que no ayudan a la consolidación del amor...

Ahora bien, como consecuencia de fracasos o malas experiencias íntimas en el noviazgo, algunos renuncian para siempre al matrimonio, quizás por desconfianza en si mismo(a) o en el otro(a), en los demás…, al decidir algo así ¿no están tomando una decisión drástica, que los aleja de sus propios valores y de la bendición futura de un matrimonio estable que en el fondo desean?

En cambio, si la experiencia sexual en el noviazgo fue, en apariencia, positiva ¿quiere esto decir que ya pueden ir tranquilos a la boda?, en modo alguno, hay cónyuges que comienzan bien su vida íntima y después desembocan en una verdadera inadaptación sexual, y es que quizás no vieron que habían descuidado todo lo demás, la maduración de otros aspectos de su personalidad y de su relación...

Vemos pues que ni en caso de ruptura porque la experiencia fue mal, ni en caso de seguir porque fue bien, son datos fiables para valorar positivamente la experiencia sexual prematrimonial.

3. Las relaciones sexuales prematrimoniales pueden afectar al hijo concebido en esas circunstancias. Porque esa posibilidad siempre existe, por muchas que sean las precauciones que se tomen. Y acaso los novios no están preparados para recibirle bajo esas circunstancias. Aparte de que la angustia e inseguridad en que viven los meses anteriores al nacimiento, no es el mejor ambiente para acoger al niño. Todo esto en el supuesto de que no se inclinen por "la solución" del aborto, con todo el trauma que puede suponer para una mujer el haber destruido a su hijo. "Es más fácil sacar a un niño del vientre de su madre -dice el psiquiatra inglés Frank Ayd- que sacarlo de su pensamiento".

Recordemos, entonces, la necesidad de tener un “sentido espiritual” del matrimonio, convencidos de que siendo importante en él, el aspecto sexual, en modo alguno es el único…; también que se deben poseer criterios claros sobre el noviazgo, un período de preparación al matrimonio, pero no un matrimonio anticipado…; y no olvidar evitar los peligros, porque la atracción del hombre y de la mujer busca su plenitud en la vida física y si no se evitan las ocasiones de riesgo, los resultados no se harán esperar. Siendo fieles a estos tres puntos, el problema de las relaciones prematrimoniales, se mitigará en gran parte, y el período de noviazgo se situará en su verdadero lugar cumpliendo aquel consejo del Fausto de Gounod: "Nunca entregues ligeramente tu amor hasta que lleves el anillo de la boda".

La castidad del cristiano no es represión…, sino Amor, convicción, responsabilidad, sublimación, es buscar el dominio de sí ejerciendo la dignidad que le es propia, para alcanzar el fin para el cual ha sido destinado por el Creador…

Por lo demás, si siendo novios, estáis confundidos respecto a este tema, reflexionad al respecto con la ayuda de un “buen” director espiritual…, aprended a actuar por amor a Cristo, y por ese amor que existe entre vosotros, que debe comenzar a hacerse maduro…, y veréis como vuestra vida se hará más luminosa y feliz…

L. Riesgo Menguez, y R.N.

MÁS QUE “TÉCNICA”…

Es importante que el hombre y la mujer estén claros en cuanto a su “dignidad como personas”, para actuar en consecuencia, sin dejarse llevar por ideologías en boga, completamente contrarias al verdadero sentido de la vida humana y a lo que realmente dispone a la felicidad.

Hoy en día, para muchas personas, el acto sexual ha perdido la espontaneidad de algo que debe brotar del “Amor” entre los esposos…, debido en gran parte…, a una excesiva preocupación por la “técnica” sexual, dejando de lado aspectos tan importantes como la afectividad, la ternura, la delicadeza, la comunicación, el respeto, la trascendencia…, resultando todo lo contrario a lo que supuestamente se pretende, la satisfacción en esta materia.

Para un significativo grupo de la sociedad actual, el “sexo” es lo más importante en las relaciones de pareja…, todo un pensamiento e industria millonaria gira en torno a él (al sexo), y busca modelarlo de acuerdo a sus intereses consumistas y de poder… El hombre y la mujer, el adolescente y hasta el niño, pretenden estar enterados de todo al respecto, y practicarlo si es posible…; muchas parejas conviven antes de casarse, a ver si lo hacen bien en la cama, para que, supuestamente, luego resulte el matrimonio… Sin embargo, la realidad viene siendo otra, estos adolescentes y niños se van formando en una serie de distorsiones sobre la afectividad que les hace difícil, más adelante, establecer una relación afectiva sana y estable…, la mayoría de aquellas parejas que han “probado” su destreza sexual o convivido en unión libre, se separan (aún si se casan)…, en muchos casos en malos términos… Entonces, parece ser que la fórmula de la felicidad es otra, y que el “sexo” es sólo un aspecto del complejo mundo de las relaciones humanas, donde lo trascendente y espiritual viene a constituir el verdadero eje de todo…

¡En realidad, la relación sexual entre un hombre y una mujer, unidos en matrimonio, debe basarse en el Amor...!, descubriendo, claro está, el significado real de este término, por lo demás, bastante tergiversado en estos tiempos…

La condición de máquina, que del ser humano maneja actualmente la ciencia, hace que se piense que el cuerpo debe funcionar de determinada manera (la que los seudo científicos piensan que debe ser), y como en realidad no hay tal, de allí tantas insatisfacciones, disfunciones, frustraciones…

Prolifera la información sobre técnicas sexuales, junto a la ideología que acompaña toda la cultura de la supuesta “liberación sexual”: libros, artículos en revistas y periódicos, opiniones seudo-científicas en TV, radio, etc., de los tales gurues de la sexología…, están en todas partes… Se le vende a la gente, que llevar a la práctica esa información es “progreso”, cuando en realidad, conlleva un serio retroceso en la “desarrollo” humano.

Muchas parejas se han visto perjudicadas por intentar seguir lo que se dice por allí…, derivando, inconscientemente o no, en un acercamiento egoísta, centrado en la propia satisfacción, pasando el otro a ser un accesorio más.

La excesiva preocupación por la “mecánica” sexual que busca el placer propio, frecuentemente ve en la respuesta del otro(a), sólo una referencia del desempeño particular para exaltar el ego o no… Cuando lo apropiado es sentir alegría por el “bienestar” de la persona amada, en el cual se ha puesto lo mejor de si…

Siempre el “amor” y la generosidad mutua, llegan a conseguir, por sus insospechados caminos, resultados superlativamente superiores a los “técnicos”.

La preocupación por las técnicas sexuales, tiene su base en el concepto de que el ser humano no es más que un animal desarrollado, y por lo mismo, lo más importante de sus relaciones sexuales será la cantidad de placer físico que ellas puedan producir. De esta idea absurda proviene la obsesiva ansiedad por buscar resultados cada vez más artificiosos, que siempre llevan al hastío sexual, a la consecuente infidelidad o promiscuidad, o a desviaciones cada vez más frecuentes.

Los esposos, en realidad, deben amarse libres de preocupaciones, sin que la ansiedad por un modelo de placer físico impuesto desde afuera, pueda empañar su espontaneidad, su alegría, su gozo al entregarse mutuamente.

Se debe reiterar, que no hay mejor técnica para el ajuste sexual de la pareja, que el verdadero amor mutuo, la consideración, el deseo de cada uno de hacer feliz al otro.

Claro que hay conocimientos teóricos básicos, que sobre el tema, cada uno debe tener, seleccionando bien las fuentes de las cuales se tomen... Y si hubiese algún problema físico o psicológico mayor, un buen especialista “católico” podrá ayudar… Pero no hay que olvidar, por ejemplo, que la supuesta experiencia del más avezado casanova, cuando se enamora verdaderamente y esta por primera vez con su mujer, no le sirve de nada, pues siempre es un comienzo entre dos personas que son únicas e irrepetibles, y que solo irán armonizando con el tiempo, poco a poco.

En el sexo se repite lo que ocurre en tantos otros aspectos de la vida: “que da mucha más felicidad el dar que el recibir”. Aquí tiene esto una especial significación porque, esencialmente, el acto conyugal es un don, un donarse, un entregarse generosamente.

La unión sentimental debe preceder a la unión de los cuerpos, esta última se convertirá así en expresión de un “amor” que ya existe en los corazones… Este “amor” se manifestará en la práctica, a lo largo de las más diversas situaciones de la vida.

No es lo mismo amor, que deseo, el amor es del alma y el deseo del cuerpo; el amor matrimonial debe ser integral: de alma y de cuerpo.

No hay que olvidar, entonces, que la unión sexual para estar verdaderamente en consonancia con la dignidad de la persona humana, con su naturaleza, no puede reducirse solamente a la búsqueda de sensaciones voluptuosas, sino que debe expresar, sobre todo, una fusión completa entre el hombre y la mujer, penetrando simultáneamente sus facultades del cuerpo y del espíritu.

Recordad pues que ser cristiano implica una forma de vida coherente con la condición de hijos de Dios… Así es que, queridos recién casados, amaos verdaderamente en Cristo, tened confianza en su “gracia”, y lo demás os llegará por añadidura…

J. Loring / con ap. de R.N.

martes, 4 de septiembre de 2007

Una bonita canción.



Some say love it is a river
That drowns the tender reed.
Some say love it is a razor
That leaves your soul to bleed.
Some say love it is a hunger
An endless, aching need.
I say love it is a flower,
And you it's only seed.
It's the heart afraid of breaking
That never learns to dance.
It's the dream afraid of waking
That never takes the chance.
It's the one who won't be taken,
Who cannot seem to give.
And the soul afraid of dying
That never learns to live.
When the night has been too lonely
And the road has been too long.
And you think that love is only
For the lucky and the strong.
Just remember in the winter
Far beneath the bitter snow
Lies the seed that with the sun's love,
In the spring, becomes the rose

domingo, 2 de septiembre de 2007

Y SURGIÓ EL AMOR

(basada en el Génesis)
Autor: David Beigleder / Intérprete: José Luis Rodríguez

Letra:
Al principio de la vida, de la luz y de la lluvia,
el hombre estaba sólo, sólo, sólo…;
tuvo miedo, mucho miedo, de la oscuridad y el viento,
tuvo miedo de las sombras, y del frío en el invierno,
de la noche solitaria, del silencio tan inmenso, de la tierra desolada…

Entonces de la mano del Señor,
surgió el amor hecho mujer, hecho mujer,
para calmar y compartir el frío,
y llenar la Tierra con los hijos infinitos…

Entonces de la mano del Señor,
surgió el amor hecho mujer, hecho mujer
para crear y compartir un techo y ahuyentar
la soledad y el miedo con amor.

sábado, 1 de septiembre de 2007

LA ÚLTIMA PINCELADA

En un lejano país, un joven artista soñaba con encontrar y pintar “lo más bello del mundo”. Era una ilusión que le inquietaba el alma.
Un día, al amanecer, se puso en camino... Se fue muy lejos, atravesando sitios de ensueño.
En cada lugar, buscó a los sabios y les hizo la misma pregunta: -¿Qué es lo más bello del mundo para que yo lo pinte? Pero ninguna respuesta lo satisfacía.
Un buen día se topó con un vagabundo y lo interrogó:
-“Amigo ¿Qué es lo más bello que existe?”
-“El amor”. Contestó melancólicamente el mendigo.
Más adelante, encontró a un soldado: -“La paz”. Afirmó el militar.
Una ancianita le respondió con una sonrisa: - “La fe, hijo”.
Entonces, como quien cae en cuenta…, en el alma de nuestro artista brilló de nuevo una ilusión, al tiempo que conjugaba las tres palabras: amor, paz y fe.
Inmediatamente emprendió el camino de regreso a su hogar... Al abrir la puerta de su casa y recibir el beso de bienvenida de su esposa, su corazón sintió renovado todo el amor que los había unido en matrimonio para toda la vida… Además, no sabía que había quedado embarazada, y no pudo contener un abrazo para el pequeñín que jugaba en la alfombra, y que lo miraba con rostro alegre e inocente…
Luego, al pasear la mirada por el modesto entorno, percibió que en ningún otro lugar del mundo había sentido aquella paz…, y no pudo menos que arrodillarse en una plegaria de gratitud y fe…
Esa misma noche decidió pintar, sintiéndose inspirado como nunca… Al cabo de un tiempo de mucho trabajo, pudo dar “la última pincelada” a un gran lienzo, donde se plasmaba una maravillosa obra de arte a la que llamó: Mi Hogar... En ella estaba representada su familia…, porque fue en su misma casa donde encontró “lo más bello del mundo”…

Bas. J.Otaolaurruchi