viernes, 26 de octubre de 2007

Consejos fotográficos para el día de la boda

Encontré este blog de fotografía que os puede interesar para aconsejar a los invitados a la boda.

http://videoimagen.blogspot.com/2007/10/como-fotografiar-en-bodas.html

miércoles, 24 de octubre de 2007

YOU DON´T BRING ME FLOWERS

En ciertos matrimonios, el esposo, absorbido por su trabajo y demás ocupaciones, olvida tener “detalles” para con su esposa, los cuales son parte del alimento que necesita el amor para crecer… Algo de esos anhelos refleja esta canción de Neil Diamond, que interpreta con Barbra Streisand: “YOU DON´T BRING ME FLOWERS”



Tú, ya no me traes flores,
no me cantas canciones de amor,
apenas me hablas cuando atraviesas la puerta al final del día.

Recuerdo cuando no podías esperar para amarme,
odiabas dejarme.
Ahora, después de amarme tarde en la noche…, y quedas satisfecho,
te das la vuelta y apagas la luz…

Antes era algo tan natural hablar del “para siempre”,
ahora el “antes” ya no cuenta más…

Baby, recuerda todas las cosas que me enseñaste:
aprendí a reír, aprendía a llorar…,
bueno, aprendí a amar…,
pero piensa que podría aprender también, a decirte adiós…,
porque ya no me traes flores.

domingo, 7 de octubre de 2007

Una boda curiosa,

Realizan boda en un barril de sidra

ESPAÑA(EL PAÍS)
Cada vez más, los novios españoles buscan la originalidad a la hora de contraer matrimonio. Bodas medievales, a lo hippy en Ibiza o por el rito balinés. Ayer, dos jóvenes de la localidad asturiana de Villaviciosa contrajeron matrimonio dentro de un tonel de sidra. Los novios, los padrinos y el oficiante se metieron en una cuba con capacidad para albergar 20.000 litros y allí se dijeron el "sí quiero".Los novios, los padrinos y el oficiante se metieron en una cuba de 20.000 litros, en Villaviciosa.Las decenas de invitados a la ceremonia tuvieron que seguir al enlace a través de una gran pantalla instalada fuera del tonel. Los poco más de tres metros de diámetro del interior de esta cuba de madera de castaño, especialmente lustrado para la ocasión, sirvieron de escenario para que Guti, un conocido chigrero (palabra en asturiano referida al que sirve sidra) de Villaviciosa, y su novia Nita se dieran el "sí quiero".La pareja tuvo que acceder al interior del tonel a través de una pequeña portilla de unos 30 centímetros de diámetro, lo que creó algunas dificultades a la novia, obstaculizada por la cola del vestido.Tras la ceremonia, la pareja tampoco fue recibida con la tradicional lluvia de arroz, sino por otra de corchos de botellas de sidra, bebida que sirvió también para el primer brindis, mientras sonaban los sonidos de las gaitas de la banda de Villaviciosa.

sábado, 6 de octubre de 2007

UN AMOR MUSICAL...

Se llamaba Clara, talentosa pianista desde niña, fue discípula de su padre, Friedrich Wieck, importante maestro de ese arte. Cuando contaba 11 años, llego a vivir a su casa un joven estudiante de música de 19 años llamado Robert.

Clara era muy madura para su edad, ya daba recitales y hacía giras. Sobre el marfil del teclado, poco a poco, las manos de Clara y Robert unieron inocentes complicidades, mientras surgía una amistad que mantuvieron a lo largo de los años, por los viajes de ella y más tarde la partida de él, por medio de una nutrida correspondencia.

Al pasar el tiempo, Robert fue sintiendo que con Clara, convertida ya en una hermosa señorita, la vida podía alcanzar el máximo valor poético, sumando además, su otra gran pasión compartida con ella, la música…, y se fue enamorando de la joven, sentimiento que fue correspondido.

Al enterarse el padre, se opone a la relación, porque aunque estimaba a Robert no podía dejar de considerar junto a sus cualidades, sus debilidades. No es sólo este siglo XXI el que le presenta “espejismos” a la juventud, también los hubo en el pasado, en plena moda romántica decimonónica, la vida bohemia se exaltaba como ideal, la embriaguez, el dejarse llevar por las pasiones desvinculándolas de la razón, las aventuras amorosas, el vivir el hoy sin preocuparse por el mañana…, muchos siguieron la flauta de Hamelin y pagaron la consecuencia… Robert fue victima de todo ello…

Pero joven todavía y descubriendo el verdadero amor, decide cambiar y entregarse a él fielmente y a su música, y pide la mano de la chica, pero el padre no accede. Deseando casarse, tenían dos opciones, esperar a que ella cumpliera la mayoría de edad a los 21, o recurrir a los tribunales, hicieron lo segundo y se casaron al cumplir la chica los 20 años.

Como ejemplo de los “detalles” que siempre debe haber entre toda pareja, tenemos que Robert publicó en secreto las canciones que compuso durante el primer año de matrimonio y se las regaló a su esposa.

En cuanto al segundo gran amor de Robert, la música, se inició como concertista, pero un exceso de ejercitación le paralizó un dedo de la mano derecha, obligándolo a dejar el piano y concentrándolo, por fortuna, en la composición musical y en la enseñanza. Dejó una maravillosa obra, tumultuosa e independiente en la juventud, y más clásica en la madurez. Con ella expresó la profundidad del sentimiento y el brillo fugaz de la poesía, saliéndose de los esquemas establecidos con indudable originalidad. Este amante esposo y gran músico se llamó Robert Alexander Schumann, uno de los grandes maestros alemanes de todos los tiempos.

Los esposos Robert y Clara, como muchos artistas, padecieron épocas de estrechez monetaria, pero más fueron los momentos sublimes, los cuales plasmaron, por separado, en un diario que él le regalo a ella el día después de la boda, y que llevaron los dos en común durante años… Robert escribía de noche y Clara de día, allí escribieron sus dolores, alegrías, hechos cotidianos y recetas de cocina, el murió primero, y ella continuó escribiendo este singular diario. Como ejemplo, leemos allí, lo siguiente: “Llega una larga gira de conciertos. Esta vez la separación fue penosa y ansío el perfume de su piel y de su cocina. ¡Cuánto la amo! Estoy deseando verla, oírla, tocarla, olerla. Tal vez me sorprenda con una nueva canción, de esas que tanto admiro…”. En esta oportunidad, para el regreso de Robert, Clara se recluyó en la cocina para prepararle unas perdices estofadas en vino tinto, como sólo ella sabía cocinar en toda Alemania, según su esposo.

Clara componía música, y cada solsticio le escribió a su Robert una pieza, aún después de que este había fallecido.

Se amaron profundamente… Compartieron vida y obra… Robert la animaba en su profesión y ella a él… No tuvieron rivalidades… Estudiaban juntos, comentaban, opinaban sobre lo que ambos hacían… Leían también similar literatura.

El hogar, marido e hijos (tuvieron 8), no impidió el triunfo profesional de Clara como concertista de piano y compositora, pues supo organizarse bien. A partir de los 15 años, y durante toda su vida, se cuenta entre los más importantes intérpretes de piano del siglo XIX junto a Liszt y Thalberg.

Eran humanos y no faltaron las fricciones, Robert, en ocasiones, se molestaba por las giras de Clara, incluso acompañándola tuvo que aprender a comprender y respetar las actividades de la esposa. Asimismo, Clara tuvo que armarse de paciencia para sobrellevar los trastornos psicológicos de Robert, quien se piensa tuvo “bipolaridad”, además de una enfermedad física adquirida en su primera juventud, que minó poco a poco su organismo… Al final de su vida (tenía apenas 46 años), su amante esposa, amigos y antiguos alumnos, lo acompañaron en aquellos últimos momentos en la casa de reposo donde hubo de recluirse. Murió en los brazos de ella, el hombre que no apostó a ser exitoso (aunque lo fue y mucho), sino a querer profundamente a su mujer…

Fue Clara quien más tarde, recopiló pacientemente toda la obra de Schumann que abarcó 35 volúmenes (destacándose sus bellísimas composiciones para piano y de música de cámara).

La última página del “diario” conyugal, esta fechada el día antes de la muerte de Clara (40 años después de la de su esposo). Con trazo suave escribió: “Allá voy”. En sus momentos finales, su nieto Ferdinand interpretó para ella una obra de Robert, y escuchándola, murió…